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martes, 13 de abril de 2010


Desde el 17 de enero de 2003, el busto de Don Antonio Aramburo preside la Plaza Fernando el Católico (ahora Plaza del Tenor Antonio Aramburo) en la Villa de Erla. Una preciosa escultura del artista aragonés Miguel Cabré que inmortaliza la figura de uno de los personajes más ilustres que ha dado nuestro pueblo al mundo.

Antonio Aramburo nació en Erla el 17 de enero de 1840 y falleció el 16 de septiembre de 1912 en Montevideo (Uruguay). Considerado por los eruditos como una de las grandes estrellas de la Ópera de su época y con una técnica vocal superior a grandes figuras como Enrico Tamberlick, Francesco Tamagno, Angelo Massini o el célebre tenor Julián Gayarre.

Sexto hijo de una de las familias más acomodadas de nuestro pueblo, cursó estudios de ingeniería pero debido a su gran afición y sus grandes dotes para el canto, decidió abandonarlos con apenas veintisiete años para trasladarse a Madrid y recibir clases del ilustre maestro Antonio Cordero. De Madrid partió a Milán donde continuó sus estudios vocales, de solfeo y la lengua italiana con el maestro Codara.

Debutó en 1869 con la ópera "Sapho" de Pacini en el Teatro Carcano de Milán, junto a la soprano Regina Ferni y el barítono Leone Giraldoni. A partir de ahí comenzó una fulgurante carrera que le llevaría a contar sus actuaciones por triunfos en ciudades como Florencia, Buenos Aires, Montevideo, La Habana o Moscú, por citar algunas.

Hombre de mucho carácter, extravagente e informal, famoso por alguna que otra "espantada" ante su público, como aquella vez que en el Teatro de La Scala de Milán abandonó el escenario para volver a su palacio, prepararse un plato de migas, atarse un cachirulo a la cabeza y ponerse a cantar jotas.

En enero de 1879 un periódico zaragozano publicó: Nuestro compatriota el célebre tenor Aramburo, hijo de Erla, ha conseguido últimamente entusiastas ovaciones en el Teatro de la Paz, de La Habana, sobre todo con las óperas "Forza del destino", "Guazany" y "Trovatore". En esta última fue llamado a salir al escenerario hasta en dieciséis ocasiones.

En su vida personal y sentimental no fue muy afortunado; contrajo matrimonio con la soprano norteamericana de nombre artístico Ada Adini, quince años menor que él, unión de la que nació una hija; los problemas originados por las actuaciones de ambos en diferentes teatros y fechas acabaron en ruptura. Aramburo llegaría a ganar más de tres millones de pesetas a lo largo de su carrera. Cifra astronómica para la época, pero que no le sirvió para eludir la miseria. El Teatro Solís de Montevideo acabaría empleando como portero a quien tuvo al mundo a sus pies. Antonio Aramburo, olvidado, pobre y solo, murió en la capital uruguaya, en 1912.

A continuación podemos escuchar la voz de este erlano que paseó el nombre de nuestro pueblo por todos los rincones del mundo.




Desde aquí mi pequeño homenaje.



6 comentarios:

TITO dijo...

tengo que darte la enhorabuena por que me gusta mucho como enfocas todas las cosas del pueblo y ademas con cultura que mucha gente muchas de estas cosas no las sabiamos GRACIAS

La Perla de Aragón dijo...

De nada TITO, muchas gracias a ti por participar del blog.
Un abrazo.

Astún dijo...

Una voz privilegiada,admirada por el público del mundo entero,en cierta ocasión se le hizo salir dieciséis veces a saludar,con un público totalmente entregado a su talento.Lástima de tan triste final.

La Perla de Aragón dijo...

Es cierto Astún, es un dato que olvidé comentar pero con tu permiso lo voy a añadir. Muchas gracias.

Ashot Arakelyan dijo...

http://forgottenoperasingers.blogspot.com/search/label/Aramburo%20Antonio

Unknown dijo...

Hola,
Me llamo Félix Valero y a la edad de 13 años, estuve
viviendo y trabajando para la familia Arévalo Ena en Paules , concretamente desde el día 19/6/50 hasta el 20/2/52.
Allí conocí a Don Mariano, Don Joaquín, Don Martín, Doña Carmen, Señorita Teresa, Maria Jose, Ines, y Carlos,
Con Carlos e Inés me llevaba muy bien. Recuerdo que en un viaje que hizo Inés a Zaragoza me regaló una camisa de seda muy bonita; en otra ocasión me regaló un chaquetón de piel de conejo que ella usaba.
Cuando tuve que despedirme de Paules, por motivos familiares, doña Carmen me dijo: “Si no te acuerdas de Paules es que no tienes corazón”.
Si que debo de tener corazón, pues a menudo me acuerdo de Paules y de la familia Arévalo, y como no, del pueblo de Erla , donde iba a diario a vender la leche, y los domingos , con la charre, a recoger al al señor cura para decir misa en la capilla del castillo.
Buenos recuerdos…

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