Información sobre la Villa de Erla

La villa de Erla se encuentra situada en pleno corazón de las Cinco Villas a 15 km. de Ejea de los Caballeros y a 60 km de Zaragoza. A 425 m. sobre el nivel del mar se alza sobre un cerro en el margen derecho del río Arba de Biel.
 La buena situación geográfica equidistante a 60 km. de Zaragoza como de Huesca y la calidad de las comunicaciones constituye un elemento favorecedor de su desarrollo.
Al mismo tiempo este espacio físico configura un importante patrimonio natural en cuanto a paisaje (río Arba, las sierras exteriores, el prepirineo…) y a calidad ambiental de cara tanto a su calidad de vida como a su oferta turística.
También posee Casa de Cultura, Biblioteca pública, pabellón polivalente, parque público con frontón, piscinas municipales...
Fruto de su historia conserva un importante patrimonio artístico.
La villa fue una de las varias que repobló Sancho Ramírez, entregando su iglesia al Monasterio de San Juan de la Peña en 1092.
Fue señorío de los Condes de Luna y plaza fortificada rodeada de muralla de la que aún quedan algunos restos en el actual casco urbano.
Posteriormente, la Villa fue señorío de la familia López de Gurrea, periodo durante el cual probablemente fuera construida la Torre del señorío.
La iglesia de Santa María de planta románica, aunque con el ábside poligonal tiene elementos del gótico primitivo. Construida con piedra de sillería, tiene una interesante portada de arco apuntado, ligeramente abocinado aunque muy erosionada. Las obras se iniciaron en el s. XIII, si bien en el s.XVI se cargaron los muros y se adosaron las capillas. Se cubre con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones que se apoyan en columnas y dividen el templo en tres ramos además del ábside.
El coro se sitúa sobre un arco de medio punto que arranca del suelo y se cierra con una barandilla de estilo gótico. En la parte posterior se abre una puerta que permite el paso hacia la parte posterior de la vecina torre.
Fue restaurada entre 1981 y 1983 y recientemente su portada en 1997. La torre del señorío de Erla es una de las más notables que existen en la provincia. Puede considerarse el prototipo de estas edificaciones que con carácter de residencia del señor del lugar eran levantadas por los nobles con doble función de habitación y punta fuerte en el que apoyar la defensa de la propiedad.
Construida en piedra y de planta rectangular, está dividida en dos crujías con sendas bóvedas de crucería, que se repiten en sus dos plantas.
La planta superior en una amplia sala cubierta por dos bóvedas de crucería e iluminada por dos ventanas geminadas con parteluz y tracerías góticas.
Fue restaurada junta con la iglesia entre 1981 y 1983.
Importantes son los retablos que encontraremos dentro de santa María, como son el retablo de la Virgen de la Corona y el de San Juan Bautista.
 
- CASTILLO DE SANTIA Y CASTILLO DE PAULES
  Dentro del término municipal y de propiedad privada se encuentran estos dos castillos.

- CASTILLO DE LA CORONA
  Ubicado en el cerro de la Corona sólo perduran dos torreones rectangulares de argamasa.

- CASA NATAL DEL TENOR ARAMBURO
  Este tenor aragonés que alcanzó fama universal nació en Erla el 17 de enero de 1840. Llama la atención en Aramburu la falta de paralelismo entre las excelencias de su voz, que le reportó enorme fama en su tiempo, y el conocimiento que ha llegado de él a nuestros días.

El 1 de enero los quintos decoran las calles con arcos de hiedra y plantan el mayo, que es un chopo ya crecido. La fiesta se acaba en la madrugada con una recena.
El 19 de enero, víspera de san Sebastián se encienden hogueras y se come migas y carne asada.
El jueves lardero por la tarde se sale al campo a degustar la típica tortilla con longaniza.
El primer domingo de mayo se celebra la bendición de términos con un desfile de la iglesia parroquial a la corona un año, y al otro al de la iglesia parroquial de santa ana, para pedir la bendición de las mieses.
Las fiestas patronales en honor a san Gregorio, San Sebastián y Santa Ana se celebran del 9 al 11 de mayo. Cada día se celebra la fiesta religiosa de uno de los patronos y las fiestas profanas duran toda una semana con los actos típicos de estas fiestas.