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sábado, 9 de febrero de 2013

Quiero compartir con mi gente de Erla, sobre todo con vosotras mujeres, y aprovechando que hoy estáis celebrando la festividad de Santa Águeda, este bonito poema que me envió Visi en un triste momento de mi vida. Se lo dedico a todas esas mujeres erlanas que tanto tuvieron que luchar para sacar adelante sus vidas y las de sus familias en unos tiempos mucho más complicados que los actuales. Y todo a base de lucha, esfuerzo y entrega abnegada... va por vosotras.

Vivir es caminar.
Miopes de horizontes, echarse a andar, sin ver a dónde.
Guarda en el lago de tus ojos la ruta de mis pasos.
A ratos van amigos con nosotros.
Se habla, se ríe y se comenta.
Pero el camino se hace solo.
Nadie da ni un paso por mí ni en mi nombre.
Yo soy quien digo: esto o aquello.
Y mis palabras, mis “estos”, mis “aquellos”
marcan en el camino una huella que ya huele a lo eterno.

Se encuentran alegrías al pasar.
También las tristezas.
Honores y fracasos, lágrimas, esperanzas que nunca cuajan de verdad.
Y se sigue andando.
Las piernas se hacen fuertes: el polvo, los guijarros, los perros que nos muerden…
Se gastan mil zapatos en la ruta.
Y siempre los pies soñando en un oasis imposible.
Hay una hora en la jornada que no se olvida nunca:
el día en el que encontramos el amor.

La ruta es nueva.
Está alfombrada de besos y azul.
La ruta es blanca y el horizonte una acuarela luminosa.
Privilegio de todo caminante:
darse de bruces, un día, con el amor,
en un recodo del camino, de improvisto.
Encontramos al amparo de una casa,
los árboles dan sombra.
Pero el sol quema todavía, exige.
Se sigue andando.
Hay risas de niño en el camino,
quejidos de enfermos, carcajadas feroces,
y un organillo que canta sin parar.
La ruta es la sinfonía de los ruidos más dispares.

Vivir es caminar. ¿Y la muerte?
¿Romperá al compás de nuestros pasos para envolverlos en
su sombra?
Guarda nieve, en tu blanco, la huella de mis pasos,
el molde vulgar de mis zapatos.
Vivir es dejar huella.
No se mueren jamás los que cantaron,
los que al pasar por el camino acariciaron una flor,
los que sembraron.
No se mueren jamás los que en la ruta pisaron fuerte,
hundieron en la angustia de su andar el tesón y la firmeza de su paso.
No se mueren nunca los que amaron.


7 comentarios:

TITO dijo...

VIVA LAS MUJERES DE ERLA¡¡¡¡¡¡¡¡

Astún dijo...

¡¡¡VIVAMOS!!!

Un poema precioso,de principio a fin me ha inundado de recuerdos entrañables.
¡Que paséis buen día!

Miraflores dijo...

Gracias a Visi y a su buena amiga Carmen M.;que recuperaron y guardaron este poema.

Visi dijo...

Gracias Rubén por darlo a conocer; como te dije ha estado conmigo casi 50 años y ha sido muy importante para mí.Por el poema y por mi buena amiga MªCarmen como dice Miraflores.
Tengo otro muy simple pero muy emotivo que en otro momento te mandaré para no daros la lata.Es un canto a la amistad y su titulo es "Puestos a regalar" Este lo tengo a mano ,marcando la página del libro que leo.

Astún dijo...

Ponlo aquí tú misma y de paso nos dices qué libro estás leyendo.Los mios en este momento son:"El baile"y "Jezabel",ambos de IRENE NEMIROVSKY,autora que os recomiendo.Besos.

Rubén dijo...

Hola Visi, mándamelo que lo pondré encantado. Por cierto, tú no nos das la lata, al contrario.

DingDong dijo...

Conocía el último trozo de este precioso poema. Lo escuché en una triste ocasión hace 40 años, y me llegó al alma. Recordaba el principio y el final. Hoy me he puesto a buscarlo y ¡lo he encontrado! ¿Sabéis el autor? GRACIAS POR PUBLICARLO.

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