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lunes, 10 de octubre de 2011



No hace mucho en una de las charlas que mantuve con mi amiga Cincovillesa (siempre interesantes e instructivas, todo hay que decirlo) me hizo partícipe de una lectura que quiero compartir con todos vosotros, pero eso será al final de esta entrada.

En Erla tenemos un pequeño tesoro en los bajos de nuestro Ayuntamiento. Sí, os hablo de la Biblioteca Pública Municipal de Erla. Aunque, en honor a la verdad, es mucho más que eso. Sirve para celebrar reuniones de las Comisiones de Festejos, que cada año se esmeran en hacernos pasar unas fiestas inolvidables, sirve para que en las entrañables Noches de Reyes podamos ataviarnos y maquillarnos para repartir ilusión a todos los niños del pueblo disfrados de Melchor, Gaspar y Baltasar, hasta incluso de bar improvisado en los pregones patronales. Como podéis observar no me he quedado corto al calificar nuestra biblioteca de eso, de un tesoro.

Pero a pesar de todo no quisiera que se perdiera su verdadera función, acercar a todos los erlanos el mundo de la lectura. No es muy grande pero sí lo suficiente para encontrar material con el que entretenernos y cultivarnos, más ahora que se ha acabado el verano y los días son más cortos; tenemos más tiempo para "otras cosas" del que solemos tener en el periodo estival.

Aquí os dejo pues la lectura que os comentaba al principio de la entrada y que quiero compartir con todos vosotros.


"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura».

Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".


[Alocución de Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931]



6 comentarios:

cincovillesa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
cincovillesa dijo...

Ruben, perdona, pero he eliminado esta entrada por hacer una prueba, nada más que por eso. Si lo lee nuestra amiga Astún lo entenderá.
Ya vés Rubén que casi al mismo tiempo me encuentro con tu nueva entrada...., ma ha gustado mucho el "elogio" que haces de la Biblioteca de Erla..., la verdad es que esta muy bien, tengo que acercarme por allí para ver si encuentro un libro que leímos nuestra amiga Astún y yo hará como unos 3 años y nos encanto.
Este año estuvimos recordándolo y no recordamos su título, cuando lo encuentre te lo diré por si te interesaba leerlo.
En invierno la Biblioteca, también sirve para que la trabajadora social, ayude a las personas que les gusta la lectura a suministrarles libros que ellas les aconseja. Te digo esto porque mi madre mientras estuvo aquí siempre tenía un libro que leer y luego hacían sus comentarios en la "clase de adultos".
La verdad que está muy bien, si esto lo hubiesemos tenido en nuestros tiempos.....
Abrazos y que pases unas Felices Fiestas.

Anónimo dijo...

Es cierto que es un lujo tener esa biblioteca en Erla, puede que parezca algo pequeña, pero esta mejor surtida en cuanto a novedades literarias que algunas bibliotecas de Zaragoza. Ahora hace tiempo que yo no voy, pero en mis tiempos de estudiante hice un trabajo para la carrera sobre nuestro tesoro bibliotecario, y mis profesores de carrera se quedaron sorprendidos, de que utilizando medios ya arcaicos para la biblioteconomía funcionase tan bien. Y es que para que una biblioteca funcione además de libros se necesita usuarios con ganas de aprender, y en Erla de estos tenemos muchos aunque sean mayores, entre ellos también se encuentra mi madre. Elena

Rubén dijo...

Gracias Cincovillesa por aportar el dato de la trabajadora social que omití en la entrada.

Gracias Elena por animarte a comentar en el blog, me alegra mucho que te unas a nosotros. Felicitar y animar a todas esas personas que, como tu madre, dan vida y sentido a la Biblioteca Pública Municipal de Erla.

Astún dijo...

Si supierais cómo estoy de libros...¡hasta el gorro!

Rubén dijo...

Hoy 24 de Octubre celebramos el Día de la Biblioteca, muchas felicidades a todos aquellos que la usamos o lo hemos hecho alguna vez. Larga vida a la Biblioteca Pública Municipal de Erla.

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